La gripe o influenza es una enfermedad producida por el virus de la influenza. El proceso de recuperación es sencillo y basta con ciertos cuidados básicos para recuperarse de la misma.
Hay quienes no la libran tan fácilmente y algunas personas son más susceptibles al virus, tales como personas de la tercera edad, niños menores de siete años o personas con problemas respiratorios previos, es por esto que la vigilancia de la evolución del proceso viral cobra un papel vital.
El virus aumenta en épocas de frío o con cambios bruscos de temperatura, cuando las defensas no son capaces de vencerlo. No existe un medicamento exacto para prevenirlo, pero aumentar las defensas y evitar en lo posible su infección, son dos métodos adecuados para evitarlo.
¿Cómo se contagia la gripe o influenza?
Las personas enfermas contagian a otros por vía aérea, es decir, al hablar, toser o estornudar están transmitiendo el virus. Éste entra por la nariz o boca, alojándose en la garganta y en los pulmones generando esa sensación de constante resequedad al hablar y dificultad de la capacidad respiratoria. También es posible el contagio directo pero menos frecuente, al tocar objetos contaminados o una persona enferma.
El virus es capaz de transmitirse desde un día antes del comienzo de los síntomas y hasta 3 a 7 días después de su inicio. La gripe puede durar de una a dos semanas; sin embargo, una mala atención puede repercutir en complicaciones serias como la neumonía.
¿Cómo evitarla?
Las medidas de prevención que aquí se recomiendan están orientadas a eliminar o disminuir el contagio del virus. Recuerda que el buen cuidado de la salud se logra con pequeños cambios de hábitos.
- Lavar las manos con frecuencia, especialmente después de tocar algún objeto o superficie en la calle. Una manera práctica para tener limpias las manos es el uso del antibacterial.
- Prevenir tocarse la boca, la nariz o los ojos, ya que el virus penetra a través de las mucosas.
- Mantener la casa limpia y desinfectada, especialmente los lugares donde se cocina o come, sobre todo si ya hay un enfermo dentro del hogar.
- Evitar el contacto con personas enfermas.
- Ventilar el hogar, es conveniente abrir las ventanas, así se renueva el aire y si alguna persona se encuentra afectada, es más fácil evitar el contagio.
- No compartir objetos ni ropa con personas enfermas, así mismo, dormir en una habitación aparte para no contagiar al resto de la familia.
- Vacunarse.
- Mantener una alimentación sana y balanceada y consumir frutas ya que contiene vitamina C.
- Evitar espacios cerrados con aglomeración de personas.
- Dormir de 6 a 8 horas. El cuerpo humano necesita tiempo para regenerarse y mantener sus funciones básicas, por lo que dormir de manera adecuada ayudará a aumentar las defensas.
- No exponerse a cambios bruscos de temperatura. Al exponerse a temperaturas extremas, lo más recomendable es equiparse con accesorios que minimicen el impacto del aire frío en el área del pecho y nariz.